- Seis Casas de Aragón en España y en el mundo viven la jota aragonesa más allá de nuestras fronteras gracias a sus grupos de baile, canto y rondalla

Luis Escobar (1947) se aficionó a la jota desde pequeño, cuando escuchaba cantar a su madre. Nació en Zaragoza, pero hace 70 años que reside en Madrid. Desde entonces la jota aragonesa ha resonado en su interior gracias a la Casa de Aragón en Madrid: “Soy miembro desde hace 52 años. Un cobrador de la Casa me escuchó cantar y me animó a unirme”, relata. Para Escobar esta ha sido la forma de mantenerse unido a Aragón: “Me siento conectado a mis raíces, a lo que soy”, reconoce emocionado.

El Gobierno de Aragón contabiliza 65 casas regionales distribuidas por España, Europa y Latinoamérica. Seis cuentan con cuadros de jota: Brasil, Puerto de Sagunto, Castellón, Hospitalet de Llobregat, Elche y Madrid. Gracias a ellas la jota se canta y se baila más allá de nuestras fronteras. “Son nuestros mejores embajadores, pues dan a conocer nuestra cultura y tradiciones en un sentido amplio”, defienden desde el ejecutivo, que se encuentra centrado en la declaración de la jota como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Valorada y apreciada fuera de Aragón
“Fuera de Aragón, la jota es muy valorada y apreciada. En Madrid, en Andalucía, en Castilla… Hemos tenido exhibiciones que antes de acabar ya nos estaban aplaudiendo”, recuerda Escobar. Sigue formando parte del cuadro de canto de su Casa, pero a sus 77 años ya ve el momento de retirarse: “Vivir la jota fuera de Aragón ha significado muchos sacrificios, actuaciones, ensayos, desplazamientos… Ya toca dejar paso a las nuevas generaciones”, admite.
La agrupación jotera madrileña la componen 22 personas, sin embargo, cada vez son menos, lamenta Escobar: “Ahora estamos en un momento de horas bajas aquí en Madrid. Cada vez hay menos gente”. No ocurre lo mismo en Elche (Alicante), donde la jota aragonesa vive un momento dulce. “Después del Pilar se apuntaron tres personas, dos de 15 años y una mujer de 30”, explica Javier Jarque (1975), presidente del Centro Aragonés ilicitano.

Jarque forma parte del Centro “de toda la vida”. Ilicitano de nacimiento, su padre es turolense y fue uno de los socios fundadores. Aunque la casa comenzó su actividad en 1980, el grupo de jota no comenzó a rodar hasta 1999: “Fue en la boda de plata de mis padres. Queríamos estrenarlo con gente conocida para no meter la pata”, rememora entre risas. El objetivo: “Dar a conocer y defender el folclore aragonés en Alicante”, expone. Y lo han conseguido. En la actualidad, el cuadro cuenta con 32 personas entre los 20 y los 40 años. Ninguno de ellos es aragonés.

El Centro forma parte del “Elche festero”, es decir, están invitados a cualquier acto festivo promovido por el Ayuntamiento o el resto de agrupaciones de la ciudad. Esto supone una “presencia permanente” de su labor, detalla Jarque. El día del Pilar organizaron un Festival de Jotas que abarrotó el Gran Teatro de Elche y en Navidad cantarán villancicos aragoneses en el Belén de la ciudad. “Ya no es que viva la jota, es que la revivo constantemente y lo hago con muchísimo orgullo”, asegura.
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